A) DEFINICIÓN.
La pirámide de población es un gráfico de barras que muestra la estructura demográfica por sexo y edad de la población española en el año 2008. Además, refleja en su perfil los sucesos que han tenido repercusiones demográficas en los últimos cien años.
B) COMENTARIO DE LA ESTRUCTURA POR SEXOS.
- Constatar la superioridad numérica de los hombres al nacer, calculando la tasa de masculinidad u observando la mayor longitud de la barra inferior de la pirámide (grupo de 0 a 4 años) del lado de los varones; indicar el momento en que los efectivos de ambos sexos se equiparan, y el predominio final de las ancianas. Este es más notorio en las pirámides recientes, dado que en el pasado muchas mujeres morían en el parto.
Como es habitual, nacen más varones que mujeres (la barra de los 0-4 años es más larga del lado de los varones). La superioridad numérica masculina se mantiene hasta los 50-54 años, y a partir de entonces predominan las mujeres, de modo que al final, los efectivos de las ancianas son considerablemente superiores a los de los ancianos.
- Explicar las causas de la mayor esperanza de vida de las mujeres (mayor fortaleza biológica y diferente estilo de vida con menor exposición a los factores de riesgo de muerte).
Las causas de esta situación están relacionadas con la mayor esperanza de vida de las mujeres. Estas tienen más fortaleza biológica por motivos hormonales e inmunológicos; han reducido considerablemente la mortalidad en el parto y posparto (nacimientos en clínicas, progresos de la medicina); y hasta épocas recientes han tenido un estilo de vida con menor exposición a los factores de riesgo de muerte. En cambio, los hombres han tenido tradicionalmente una participación más directa en las guerras; trabajos más duros, con mayor desgaste físico y probabilidad de accidentes; incidencia más alta de hábitos nocivos en exceso como el alcohol y el tabaco; hábitos alimentarios y de vida más desordenados; y menor cuidado por su salud.
C) COMENTARIO DE LA ESTRUCTURA POR EDAD.
Se determina a partir de:
- Los porcentajes de jóvenes (0-14 años), adultos (15-64 años) o ancianas (65 años y más).
- La forma de la pirámide: parasol (expansiva) , ojiva (estable) o urna (contractiva).
1.Forma triangular o de parasol (España siglo XIX y comienzos del XX) indica población joven (los jóvenes suponen más del 35% de la población, y los ancianos, menos del 5%). La base es ancha por las altas tasas de natalidad y la población disminuye rápidamente hacia la cima por tasas de mortalidad elevadas y esperanza de vida baja. Hay que señalar las causas de alta natalidad y de la alta mortalidad, así como las consecuencias del alto porcentaje de jóvenes (fuerte demanda de puestos de trabajo en relación con una economía atrasada, elevado paro y emigración).
2.La forma de ojiva o campana (España en 1970) indica población adulta o estacionaria (jóvenes entre el 25-35% y ancianos 5-12%). La base es moderada porque la natalidad se ha ido recortando, aunque de forma suave, de modo que todavía permite el relevo generacional. La población disminuye hacia la cima a causa de tasas de mortalidad bajas. Hay una acumulación de efectivos en los adultos y porcentajes no muy elevados de jóvenes ni de ancianos. Es necesario indicar las causas del recorte de la natalidad y de la baja mortalidad, así como las consecuencias del predominio de una población adulta (muchos activos y no demasiada población dependiente).
3. La forma de urna (España 2008) indica población envejecida (menos del 25% de jóvenes y más del 12% de ancianos). La base se remete, debido a una natalidad baja y en descenso. El porcentaje de ancianos es elevado debido al incremento de la esperanza de vida. Es necesario explicar las causas del envejecimiento y sus consecuencias (gastos en pensiones, sanidad y asistencia social).
Estructura por edad 2008.
La estructura por edad se deduce de la forma de urna de la pirámide. La base es estrecha, debido al bajo porcentaje de jóvenes y se remete desde hace treinta años (a pesar de la ligera recuperación de los últimos cinco años), indicando una natalidad baja y en descenso. En cambio, la longitud de las barras de los ancianos muestra un importante volumen de población de 65 años y más, indicativo de una elevada esperanza de vida.
Las causas del envejecimiento de la población han sido, por tanto, el descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida.
Las causas del descenso de la natalidad, causante del envejecimiento demográfico por la base de la pirámide, se ha debido a numerosos motivos. La situación económica ha retrasado la edad del matrimonio, debido primero a la crisis de 1975, que ocasionó un grave aumento del paro; y luego, a la precarización de los contratos laborales y al alto precio de compra y alquiler de viviendas, que dificultan la emancipación de los jóvenes, prolongando su período de formación y permanencia con los padres. Además, los cambios sociales en cuanto a mentalidad y valores a partir de la transición a la democracia (1975) han colaborado al descenso de la natalidad.
Ha disminuido la influencia religiosa; se han despenalizado y difundido los anticonceptivos; y se ha legalizado el aborto en ciertos supuestos. Las mujeres se han incorporado de forma creciente al trabajo fuera del hogar y retrasan la maternidad hasta consolidar su situación laboral, de modo que la mayoría de los nacimientos se producen en el grupo de los 30-34 años; y muchas tienen dificultades para conciliar la vida familiar y laboral, ante la escasez de guarderías a precios asequibles y el mantenimiento de comportamientos sexistas en el reparto de tareas domésticas y en el cuidado de los hijos. Estos ya no se consideran como seguro de vejez de los padres, ante el progreso de la protección social, sino que se aprecia su formación y bienestar, por lo que se prefiere tener menos y atenderlos mejor. Además, los gastos que ocasionan y la dedicación que requieren compiten con el deseo de los padres de disponer de más ingresos para el consumo y de más tiempo libre para el ocio. Por otra parte, han ganado importancia las relaciones de pareja sobre las reproductoras y de cuidado de los hijos; y han surgido formas familiares distintas del matrimonio y menos prolíficas (cohabitación, hogares monoparentales de divorciados, maternidad en solitario).
Las causas del aumento de la esperanza de vida, causante del envejecimiento por la cima de la pirámide, se ha debido al incremento del nivel de vida (mejora de alimentación y del nivel educativo y cultural, que favorece la prevención y el abandono de costumbres nocivas para la salud); los avances médicos y sanitarios; y la extensión de la sanidad pública.
Las consecuencias del envejecimiento afectan a la actividad económica y al gasto en pensiones, sanidad y cuidados para los ancianos.
– La desaceleración económica se debe a que el envejecimiento reduce la población activa y la capacidad de innovación. Para evitarlo, se fomenta la incorporación al trabajo de los jóvenes y mujeres y se recurre a la inmigración.
– La elevación del gasto en pensiones procede de que su financiación no depende de las cotizaciones efectuadas por las personas jubiladas durante su etapa laboral, sino de las que realizan los trabajadores en activo en cada momento. Por tanto, el incremento del número de pensionistas y la reducción de los activos implica la elevación del coste de las pensiones.
Frente a este problema, la OCDE recomienda retrasar la edad de la jubilación, eliminar las prejubilaciones y fomentar los fondos de pensiones.
– El incremento del gasto sanitario deriva de que los ancianos consumen más medicamentos, visitas médicas y estancias hospitalarias. Frente a este problema se fomentan la prevención y un uso más racional de los recursos sanitarios.
– Los cuidados y atenciones a la población anciana suponen un aumento de las cargas familiares; un incremento de la demanda de residencias públicas y privadas, que actualmente son insuficientes; y la necesidad de planear para ellos actividades que les permitan distraerse y sentirse útiles. Estos problemas requieren fomentar los apoyos que permitan a los mayores permanecer el mayor tiempo posible en sus domicilios; implantar servicios de apoyo y “respiro” a las familias que conviven con los ancianos; e impulsar la creación de residencias.
D) COMENTARIO DE SUCESOS DEMOGRÁFICOS.
Los sucesos demográficos más significativos se deducen de los entrantes y salientes el perfil de la pirámide. Hay que relacionarlos con los hechos históricos con repercusión demográfica (empezando siempre desde la cima).
* Los entrantes indican pérdida de población. Se deben a subnatalidad, o la mortalidad por guerras, hambres o epidemias o a la emigración.Hay que tener en cuenta que los entrantes producidos por los muertos de una guerra no coinciden nunca con los años de la guerra, sino que están entre 20 y 30 años antes (4-5 barras más arriba de la pirámide), afectando sobre todo a la población masculina que en el momento de la guerra estaba en edad de combatir (entre 20 y 30 años). Los entrantes que coinciden con los años de guerra se deben a la subnatalidad producidos por esta y afectan casi por igual a hombres y mujeres.
Los entrantes de una pirámide constituyen una generación "hueca" que se refleja 20-30 años más abajo, creando un entrante cuando los miembros de esta generación llegan a la edad de tener hijos (20-30 años): puesto que son una generación menos numerosa, el total de sus hijos es también menor.
* Los salientes de la pirámide indican incremento de población. Se deben a diversas causas: "baby boom" posbélico, desarrollo económico, inmigración, etc. Se traducen en una generación "abultada" 20-30 años más abajo, cuando llegan a la edad de casarse y tener hijos: puesto que son más, el número total de sus hijos también es mayor.
– Entre los años 1939-1943, existe un entrante motivado por la reducción de la natalidad durante la Guerra Civil y por el exilio de miles de personas tras el conflicto. Además, la situación se vio agravada porque las personas que debían procrear entonces eran también escasas (generación hueca de los nacidos en menor número a causa de las guerras de finales del siglo XIX y de la epidemia de gripe de 1918).
– Entre los años 1944 y 1958, no se aprecia la fuerte recuperación demográfica que suele seguir a las guerras (“baby boom posbélico”), ya que se vio contenida por las dificultades de la posguerra: bloqueo internacional al régimen de Franco, autarquía económica, desabastecimiento y carestía.
– Entre los años 1959 y 1968 los efectivos demográficos se recuperaron al incrementarse la natalidad (“baby boom” posbélico retrasado) gracias a la finalización de la autarquía (Plan de Estabilización de 1959) y al comienzo de una nueva etapa de desarrollismo económico, basado en la mecanización del campo, en el impulso de la industria, y en el auge del turismo. A ello se sumó una reducción de la mortalidad debida a la mejora de la medicina; la extensión de la seguridad social; la generalización de los nacimientos en clínicas; el progreso de la pediatría y la mejora del nivel de vida. La recuperación habría sido aún mayor de no haber sido por una importante corriente emigratoria a Europa, que ofrecía entonces abundantes puestos de trabajo y elevados salarios, que atraían principalmente a la población joven y en edad de procrear.
– Entre 1969 y 1978, el crecimiento de los efectivos tiende a estabilizarse. La extensión del modo de vida urbano obliga a reducir el tamaño de la familia; corresponde procrear ahora a las generaciones menos numerosas nacidas durante la guerra y la posguerra (al ser menos, tienen un menor número global de hijos); y el inicio de la crisis económica de 1975 provoca un descenso de los nacimientos.
– Desde 1979, la base de la pirámide se retranquea, debido a la reducción de la natalidad causada por los factores económicos y sociales ya comentados. En los últimos años, la llegada a España de un elevado volumen de inmigrantes extranjeros aporta más mujeres en edad fértil y con una tasa de fecundidad más elevada, que ha provocado una leve recuperación de la natalidad, plasmada en el ligero saliente de la barra de la pirámide en el grupo 0-4 años.
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Los sucesos demográficos más significativos se deducen de los entrantes y salientes el perfil de la pirámide. Hay que relacionarlos con los hechos históricos con repercusión demográfica (empezando siempre desde la cima).
* Los entrantes indican pérdida de población. Se deben a subnatalidad, o la mortalidad por guerras, hambres o epidemias o a la emigración.Hay que tener en cuenta que los entrantes producidos por los muertos de una guerra no coinciden nunca con los años de la guerra, sino que están entre 20 y 30 años antes (4-5 barras más arriba de la pirámide), afectando sobre todo a la población masculina que en el momento de la guerra estaba en edad de combatir (entre 20 y 30 años). Los entrantes que coinciden con los años de guerra se deben a la subnatalidad producidos por esta y afectan casi por igual a hombres y mujeres.
Los entrantes de una pirámide constituyen una generación "hueca" que se refleja 20-30 años más abajo, creando un entrante cuando los miembros de esta generación llegan a la edad de tener hijos (20-30 años): puesto que son una generación menos numerosa, el total de sus hijos es también menor.
* Los salientes de la pirámide indican incremento de población. Se deben a diversas causas: "baby boom" posbélico, desarrollo económico, inmigración, etc. Se traducen en una generación "abultada" 20-30 años más abajo, cuando llegan a la edad de casarse y tener hijos: puesto que son más, el número total de sus hijos también es mayor.
Hechos históricos con repercusión demográfica significativa.
Empezando por la cima de la pirámide pueden distinguirse los siguientes:
– En las últimas barras de la pirámide, la diferencia de efectivos demográficos a favor de las mujeres se debe a su mayor esperanza de vida y también a que en estos años se encuentran los hombres que combatieron y murieron en la Guerra Civil, dado que estaban en edad militar cuando estalló el conflicto (20-24 años).– Entre los años 1939-1943, existe un entrante motivado por la reducción de la natalidad durante la Guerra Civil y por el exilio de miles de personas tras el conflicto. Además, la situación se vio agravada porque las personas que debían procrear entonces eran también escasas (generación hueca de los nacidos en menor número a causa de las guerras de finales del siglo XIX y de la epidemia de gripe de 1918).
– Entre los años 1944 y 1958, no se aprecia la fuerte recuperación demográfica que suele seguir a las guerras (“baby boom posbélico”), ya que se vio contenida por las dificultades de la posguerra: bloqueo internacional al régimen de Franco, autarquía económica, desabastecimiento y carestía.
– Entre los años 1959 y 1968 los efectivos demográficos se recuperaron al incrementarse la natalidad (“baby boom” posbélico retrasado) gracias a la finalización de la autarquía (Plan de Estabilización de 1959) y al comienzo de una nueva etapa de desarrollismo económico, basado en la mecanización del campo, en el impulso de la industria, y en el auge del turismo. A ello se sumó una reducción de la mortalidad debida a la mejora de la medicina; la extensión de la seguridad social; la generalización de los nacimientos en clínicas; el progreso de la pediatría y la mejora del nivel de vida. La recuperación habría sido aún mayor de no haber sido por una importante corriente emigratoria a Europa, que ofrecía entonces abundantes puestos de trabajo y elevados salarios, que atraían principalmente a la población joven y en edad de procrear.
– Entre 1969 y 1978, el crecimiento de los efectivos tiende a estabilizarse. La extensión del modo de vida urbano obliga a reducir el tamaño de la familia; corresponde procrear ahora a las generaciones menos numerosas nacidas durante la guerra y la posguerra (al ser menos, tienen un menor número global de hijos); y el inicio de la crisis económica de 1975 provoca un descenso de los nacimientos.
– Desde 1979, la base de la pirámide se retranquea, debido a la reducción de la natalidad causada por los factores económicos y sociales ya comentados. En los últimos años, la llegada a España de un elevado volumen de inmigrantes extranjeros aporta más mujeres en edad fértil y con una tasa de fecundidad más elevada, que ha provocado una leve recuperación de la natalidad, plasmada en el ligero saliente de la barra de la pirámide en el grupo 0-4 años.
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En el futuro, el mantenimiento de esta tendencia dependerá de la adopción por las extranjeras de las pautas de fecundidad nacionales y de la evolución de la fecundidad de las mujeres españolas. Esta se verá condicionada por una doble situación. Por una parte, los jóvenes accederán más fácilmente al mercado laboral –dada su reducción numérica–, lo que podría adelantar su emancipación y la edad del matrimonio. Por otra parte, esta situación solo influirá favorablemente en la fecundidad si se une a la existencia de políticas efectivas de conciliación de la vida laboral y familiar. Es decir, además de ayudas directas a la natalidad, medidas estables y eficaces de apoyo a las familias (facilidades para acceder a la vivienda, empleo estable para los jóvenes y guarderías a precios asequibles), y una verdadera igualdad en el desempeño de las tareas domésticas y familiares.