El gráfico de barras representa la esperanza de vida por sexos en España entre 1900 y 2006 y las previsiones estimadas para los años 2011, 2021 y 2030. La esperanza de vida es la duración media de la vida de cada individuo de un grupo. El gráfico permite analizar su evolución y las diferencias entre los sexos.
a) La evolución de la esperanza de vida muestra un aumento notable a lo largo del siglo XX, tanto para los hombres como para las mujeres, salvo en momentos puntuales relacionados con las circunstancias históricas o sociales.
– A principios del siglo XX la esperanza de vida era baja. Las razones de este hecho eran las elevadas tasas de mortalidad general e infantil y las crisis de mortalidad catastrófica. La alta mortalidad general se debía al bajo nivel de vida y a las precarias condiciones médicas y sanitarias. La dieta alimenticia era escasa, por la baja productividad agraria, y desequilibrada, por la falta de proteínas: el pan era el alimento básico y escaseaban la carne, la leche y los huevos. Como consecuencia, la mayoría de la población estaba malnutrida y debilitada. Las enfermedades infecciosas transmitidas a través del aire (tuberculosis, bronquitis, pulmonía, gripe) o del agua y los alimentos (diarreas) tenían alta incidencia.
Esta se veía favorecida por el atraso de la medicina, el desconocimiento de las vías de transmisión de las enfermedades y la falta de higiene privada y pública (tardío establecimiento de servicios de agua potable, alcantarillado y recogida de basuras).
La elevada mortalidad infantil afectaba a los niños, tanto en las cuatro primeras semanas por defectos congénitos y problemas en el parto (mortalidad neonatal) como entre las cuatro semanas y el año por desnutrición e infecciones (mortalidad posneonatal). Además, cada cierto tiempo, se producían crisis de mortalidad catastrófica motivadas por epide mias, guerras y malas cosechas de cereales, que provocaban la subida del precio del grano y el hambre y la muerte de quienes no podían pagarlo.
– Durante el primer tercio del siglo XX, la esperanza de vida se incrementó debido a la mejora de la situación socioeconómica y a los avances médicos y sanitarios (vacunas y comercialización de los antibióticos), que redujeron la mortalidad general e infantil. Durante estos años la esperanza de vida solo retrocedió en la década de 1920, por efecto de la gripe de 1918.
– En el período 1930-1940, la Guerra Civil interrumpió el crecimiento de la esperanza de vida. Los hombres, por su participación más directa en el conflicto, la redujeron y las mujeres frenaron el crecimiento de años anteriores.
– Entre la década de 1940 y 1975, el aumento de la esperanza de vida se hizo más intenso. La mortalidad general disminuyó gracias al incremento del nivel de vida, que se manifestó en la mejora de la dieta, que en la década de 1960 superó la malnutrición y la escasez de la posguerra; y en el crecimiento del nivel educativo y cultural, que permitió intensificar la prevención y abandonar costumbres tradicionales nocivas para la salud.
También disminuyeron la mortalidad maternal y la mortalidad infantil (progresos de la pediatría y de la alimentación infantil, y mejora del cuidado materno).
– Desde 1975, el crecimiento de la esperanza de vida es menos intenso. En la década de 1980 y primera mitad de la década de 1990, el incremento afectó principalmente a los neonatos y a las edades más ancianas (entre los 70 y 80 años), gracias a los progresos médicos.
En cambio, en los grupos de jóvenes entre los 18 y los 35 años, el incremento se estancó, e incluso se invirtió en el caso de los varones, debido a que fueron los más afectados por la irrupción del sida, la extensión de la drogadicción y los accidentes de carretera.
Esta situación ayudó a la reducción del ritmo de incremento de la esperanza de vida durante estos años. A partir de entonces, la situación ha mejorado a causa del desarrollo de campañas de prevención y de los avances en el tratamiento del sida; y gracias al descenso de la mortalidad en accidentes de carretera, con la mejora de la red viaria y campañas de concienciación.
Actualmente, la esperanza de vida en España está entre las más altas del mundo. Por esta razón el ritmo de su aumento es menor, aunque, como muestran las previsiones, seguirá creciendo, porque todavía queda margen para la reducción de la mortalidad infantil, sobre todo la neonatal y en las edades avanzadas, gracias a los progresos médicos.
b) Las diferencias en la esperanza de vida según el sexo se aprecian también en el gráfico. En general, la esperanza de vida de las mujeres es superior a la de los hombres desde principios del siglo XX. Las causas son su mayor fortaleza biológica, por motivos hormonales e inmunológicos, y el hecho de que los hombres han tenido tradicionalmente un estilo de vida distinto, con más exposición a factores de riesgo de muerte: mayor participación directa en guerras, trabajos más duros y con riesgo de accidentes, y mayor incidencia de hábitos nocivos en exceso. Sin embargo, las diferencias entre los sexos no han sido siempre las mismas.
– A principios del siglo XX, las diferencias entre hombres y mujeres eran menos acusadas, debido a la elevada mortalidad femenina en el parto y posparto.
– En el primer tercio del siglo XX, la reducción de la mortalidad materna, gracias a la introducción del seguro de maternidad, aumentó las diferencias entre los sexos.
– Durante la Guerra Civil, la participación más directa de los hombres en el conflicto militar redujo su esperanza de vida, incrementando la diferencia con las mujeres, que durante la contienda solo frenaron el crecimiento de su esperanza de vida, sin llegar a reducirla.
– Desde la década de 1940 hasta 1996 tuvo lugar un creciente distanciamiento de la esperanza de vida entre ambos sexos, relacionado principalmente con el distinto estilo de vida de cada uno de ellos. Las mujeres cuidan más su salud y su alimentación, previenen más, acuden al médico más que los hombres y hasta épocas recientes han tenido una menor incidencia de hábitos sociales nocivos en exceso, como el alcohol y el tabaco. La diferencia entre los sexos alcanzó su máximo en el período 1980-1995 debido a la mayor incidencia entre los varones jóvenes del sida, la drogadicción y los accidentes de carretera.
– A partir de 1996, las diferencias por sexo en la esperanza de vida han comenzado a reducirse, debido a la aproximación del estilo de vida entre ambos sexos, con un incremento de los hábitos nocivos entre las mujeres y un mayor cuidado por su salud entre los hombres. Por este motivo, es previsible que en el futuro continúen acortándose las diferencias entre ambos.
c) La consecuencia del aumento de la esperanza de vida en España, unida a un importante descenso de la natalidad, es el envejecimiento demográfico, causante de desaceleración económica; y de una elevación de los gastos en pensiones, sanidad y cuidados para los ancianos, que afectan a la viabilidad del Estado del bienestar.
– La desaceleración económica se debe a que el envejecimiento reduce la población activa y la capacidad de innovación.
– La elevación del gasto en pensiones procede de que su financiación no depende de las cotizaciones efectuadas por las personas jubiladas durante su etapa laboral sino de las que realizan los trabajadores en activo en cada momento. Por tanto, el incremento del número de pensionistas y la reducción de los activos eleva el coste de las pensiones.
– El incremento del gasto sanitario deriva de que los ancianos consumen más medicamentos, visitas médicas y estancias hospitalarias.
– Los cuidados y atenciones a la población anciana suponen un aumento de las cargas familiares; un incremento de la demanda de residencias públicas y privadas, que actualmente son insuficientes; y la necesidad de planear para ellos actividades que les permitan distraerse y sentirse útiles.
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