Los mapas regionales de tramas se dedican a reflejar el desarrollo económico regional atendiendo a los principales indicadores económicos.
Aunque es tan solo uno de los componentes del desarrollo territorial, el potencial y dinamismo económico de las regiones suele ser el aspecto más considerado al tratar la cuestión de los desequilibrios en España.
La actividad económica es un componente básico del desarrollo económico, tanto nacional como regional. Para evaluar el desarrollo económico de una región, normalmente se acude al estudio de los siguientes aspectos:
- La capacidad de producir bienes materiales y servicios con los que satisfacer las necesidades de la población. Suele medirse, sobre todo, a través de indicadores como el PIB, o el nivel de productividad (PIB/ocupado). Destacan principalmente Andalucía, Madrid y Cataluña y a un segundo nivel la Comunidad Valencia, Castilla y León, Galicia y País Vasco, el interior sigue siendo el zona menos dinámica, consecuencia en buena medida del modelo de desarrollo industrial dualista español que acrecentó el modelo centro-periferia hasta hoy.
- El nivel de ingresos por habitante, que se mide a través de la renta per cápita, que resulta de dividir la producción total entre el número de habitantes, descontando los impuestos. Esta medida permite conocer la capacidad de consumo de una sociedad, lo que también se consigue al calcular el gasto anual medio por familia o por persona, y la cuota de mercado, o porcentaje del consumo total que ser realiza en cada una de las regiones. Destacan claramente Madrid, País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana y Aragón, las tres primeras de tradición industrial y todas favorecidas por las políticas de desarrollo industrial de los años 60 y la terciarización de la economía desde 1975 gracias al turismo y la diversificación de la industria.
- La creación de empleo y, en consecuencia, la reducción del desempleo o paro entre la población en edad de trabajar. Suele utilizarse algunos indicadores como la tasa de ocupación o la tasa de paro, que calculan la proporción de personas que tienen un puesto de trabajo o lo buscan, sobre el total de la población en edad activa (16-65 años). En el mapa se aprecia que las regiones con mayor paro son aquellas que tienen un importante peso del sector agrario y que se vieron inmersas en los procesos de reconversión tras la crisis industrial de 1975: Andalucía y Extremadura por un lado y Asturias por otro. Galicia, Cantabria, ambas Castillas, Murcia y Comunidad Valencia (paro estacional del turismo) por el peso del sector primario.
- La inversión de capital realizada en la región para potencia su desarrollo económico futuro, ya sea en infraestructuras (carreteras y autopistas, redes eléctricas y de telefonía, suministro de agua, etc.), como en investigación y desarrollo tecnológico (I+D) que hoy se considera un recurso estratégico. El gasto en I+D por habitante, o los kilómetros de autovías y autopistas por cada 100 km2 son algunos indicadores habituales en este sentido. Este mapa nos indica de nuevo que aquellas comunidades con menor gasto corresponden con las de especialización agraria: Andalucía, Galicia, Asturias, EXtremadura, Castilla-La Mancha y La Rioja, mientras que Madrid, País Vasco, Navarra y las regiones costeras mediterráneas reciben mayor cantidad de inversiones posiblemente por su mayor pujanza y diversificación económica.
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